Hoy en día, todos sabemos que las bebidas azucaradas (más aún si son carbonatadas) son dañinas tanto para nuestra salud en general como para nuestros dientes, ya que forman parte del grupo de malos hábitos alimenticios que provocan la aparición de caries, pero lo que no es tan conocido y se está investigando cada vez más, es que las bebidas carbonatadas, especialmente las que tienen agentes saborizantes adicionales (aguas embotelladas y aguas saborizadas), pueden erosionar la estructura dental expuesta.

Esto se debe a que la saliva de nuestra boca puede neutralizar fácilmente las bebidas sin saborizantes o sin gas, pero esto no sucede si llevan azúcar, saborizantes o gas, por lo que atacan con facilidad a la dentina, que tiene un PH crítico más bajo, erosionándose más fácilmente.

Para el estudio que comprobó estos efectos, se seleccionaron 8 bebidas para realizar un control positivo y negativo. Se determinó el pH y la acidez total de cada una de ellas y se seccionaron premolares humanos recién extraídos para crear muestras de dentina cervical.

A continuación, se tomaron imágenes de los premolares con perfilometría láser antes y después de tratarlos con bebidas durante 24 h.

Estas imágenes se estudiaron para determinar el cambio en el volumen de la superficie, la profundidad de la erosión y la rugosidad de la superficie, analizando estos datos con una prueba post hoc de Kruskal-Wallis con Dunn.

Los resultados de estas pruebas mostraron que el pH de todas las muestras fue inferior a 5,5, excepto en el control negativo. Además, las bebidas no carbonatadas necesitan mucha menos base para neutralizar el ácido que las carbonatadas.

También se vio una marcada diferencia en la perfilometría entre las bebidas carbonatadas y las no carbonatadas, donde las primeras provocaron una pérdida mayor de volumen, con una mayor profundidad y un cambio amplificado en la rugosidad de la superficie de la dentina.

A pesar de tratarse de un estudio pequeño, se puede ver que las bebidas carbonatadas tienen más potencial para causar erosión dentinaria y que la baja acidez total de las bebidas no carbonatadas las hace más propensas a ser amortiguadas por la saliva.

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