Castellón Plaza - 14/12/2020

Tres generaciones unidas por 20.000 sonrisas

Siguiendo la estela sanitaria familiar, la segunda y tercera saga Fernández Ybarra funden sus caminos y la experiencia de tres décadas en activo en un nuevo concepto de clínica dental. En esta nueva consulta situada en el corazón de Castellón, se aúna un trato cercano y personalizado con la innovación más vanguardista en tratamientos.

Las hermanas y odontólogas Obdulia y María Luisa Fernández Ybarra hablan del gran "equipo humano" que han formado, unas declaraciones realizadas bajo la atenta mirada de su madre, Pilar del Rey, de 89 años y una de las primeras médicas analistas de Castellón. Estas hermanas cuentan con 20.000 sonrisas: las de todos los pacientes que han ayudado a construir la historia de su clínica odontológica, un camino recorrido durante 35 años con mucho trabajo, vocación y confianza por tres generaciones. La última, formada por el dentista (y nieto de Pilar), Jorge Querol.

Jorge, con sus 33 años, es el tercer vértice de la clínica, junto a su madre, Obdulia, y su tía María Luisa. Se tata de un proyecto que no echó el freno con actual crisis sociosanitaria y que arranca el próximo 14 de diciembre con unas nuevas e innovadoras instalaciones en la calle Dolores, con una plantilla interdisciplinar formada por 15 profesionales.

Este equipo familiar recuerda lo mucho que ha llovido desde el origen del proyecto con la consulta que abrió el marido de Pilar del Rey, el reconocido cirujano Francisco Fernández de Ybarra, en un espacio anexo al domicilio familiar, en la plaza Clavé 24. Esta pareja de ceutí trotamundos y zaragozano unida desde su etapa universitaria desarrolló su proyecto laboral y personal en Castellón : “Fuimos compañeros desde segundo de carrera”, apostilla Pilar. Y aquí, en ese céntrico número 24 del conocido como  "descarregador‟, iniciaron su trayectoria profesional Obdulia y María Luisa, dos de los seis hijos del matrimonio, siempre compartiendo conocimientos (y espacio) con sus padres. Estamos en los primeros años de los 90. “Mi madre iba a la clínica los sábados, mientras terminaba la especialidad de Ortodoncia”, explica Jorge, quien no escatima halagos hacia sus abuelos, responsables en cierto modo de que la vocación por lo sanitario fuera una constante en la familia, algo que todos los miembros han interiorizado con naturalidad, siguiendo los pasos del abuelo Francisco (fallecido en 2013), quien no dudaba en asegurar que un cirujano “es un ser humano normal y no alguien infalible”, y de la abuela Pilar: “Fue una pionera, en la orla de su promoción como analista clínica eran 80 hombres y dos mujeres”, relata con orgullo Jorge.

Pilar destaca de su etapa universitaria en la década de los 40 que fue "de las pocas mujeres en cursar Medicina, pero es cierto que al menos en la facultad de Valencia no había diferencias entre hombres y mujeres en el trato académico”. Ella es transmisora de vocaciones, pero asegura que la suya le vino casi de casualidad, por parte de un pariente lejano que era su médico de cabecera en Cartagena, donde vivió de niña y adolescente.

Pilar mira con orgullo el proyecto emprendido por sus hijas y nieto. Esta idea “madurada y estudiada”, de “impulsar un nuevo concepto de clínica dental”, que consiga dar “un paso más” a pesar del contexto actual construyendo un espacio amplio donde “dar continuidad a esos 35 años de experiencia profesional” y seguir “aglutinando sonrisas”, ha unido los caminos de Obdulia y Jorge con el de María Luisa. Así, la segunda y tercera generación confluyen en un proyecto impregnado por el espíritu pionero y emprendedor de Pilar. Y también es un espacio en el que se unen tradición e innovación. “La cercanía, proximidad y transparencia con el paciente configuran la parte de tradición que hemos querido preservar, completándolo con la última tecnología y conceptos un tanto revolucionarios”, añade Jorge.

Este cambio que representa esta nueva fase de la clínica Fernández Ybarra ya se ve reflejado en vestíbulo que da acceso a los 400 metros cuadrados dedicados a la salud dental, con un diseño y feeling más cercano al vestíbulo de un hogar que al de una consulta sanitaria. “Transmite confort y tranquilidad, eliminando esos miedos innecesarios que a veces siente la gente a la hora de ir al dentista”, señala Jorge Querol. Una impresión que corrobora su abuela: “Es una clínica cómoda, sencilla y que reúne todo lo que se necesita para trabajar bien, aunque claro ¡qué voy a opinar si son mis hijas y mi nieto!” reconoce entre risas.

Así, hay que destacar elementos innovadores, entre los que destaca la incorporación de un espacio para la recuperación del paciente tras la cirugía, y que se suma a sus diez gabinetes, sala de fotografía y esterilización y un laboratorio anexo 100% digital.

La clínica cuenta con dos salas de espera para garantizar las distancias y reforzar las ya extremadas medidas de higiene y los protocolos COVID-19; disponen de tecnología de vanguardia (radiografía digital, TAC, escáner intraoral 3D) y nos ofrecen una gran oferta en odontología y estética facial. Esto son solo algunos de los pluses que dejan entrever los aires renovados de la nueva consulta. Además, también estrenan imagen de marca: un arcoíris de sonrisas, variadas e idiosincráticas, que se suceden y proyectan. Como esas de los 20.000 “pacientes-amigos” que han pasado por estas tres generaciones completas de esta familia de profesionales de la salud.